¿Cómo sigues? y reía mientras anunciaba la llegada del hipocondríaco, del enfermo imaginario
Sentir tus manos acariciando mi cuerpo. Si procurarías patearme, me aferraría a tus piernas y besaría tus pies implorando piedad. Si me gritases, sería como oír el canto de una sirena. Estar junto a ti es un placer. Deberían matarme y arrastrar mi cadáver para apartarme de ti. Sigue leyendo
